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domingo, 28 de junio de 2015

Girasoles y Cipreses... Vincent Van Gogh

  En las décadas finales del siglo XIX, el impresionismo marcó el inicio de una profunda renovación de las artes plásticas que tendría continuidad en la sucesión de ismos o corrientes del arte contemporáneo, nos enseña la página Biografías y Vidas. Y explica luego, algunos de los mejores maestros de este periodo, sin embargo, no pueden encasillarse en ninguna escuela, y abrieron por sí solos nuevos caminos; entre ellos, el holandés Van Gogh ocupa una posición señera.

    VINCENT VAN GOGH (Groot-Zundert, Países Bajos, 1853 - Auvers-sur-Oise, Francia, 1890) es la encarnación del artista torturado e incomprendido, Van Gogh no llegó a vender más que uno de aquellos centenares de cuadros suyos que hoy se encuentran valuadas en cifras millonarias. El reconocimiento de su obra no empezó hasta un año después de su muerte, a raíz de una exposición retrospectiva organizada por el Salón de los Independientes.
   Hoy Van Gogh es considerado  uno de los grandes genios de la pintura moderna. Su producción ejerció una influencia decisiva en todo el arte del siglo XX, especialmente en el fauvismo y el expresionismo; y tras más de un siglo de experimentos artísticos, la pincelada tosca y atormentada del artista holandés, alimentada por el vigor de su pasión interior, conserva toda su fascinante fuerza emotiva.

   El artista holandes fue el mayor de los seis hijos de un pastor protestante, y mantuvo con su hermano Theo, cuatro años menor que él, una relación que sería determinante en su existencia y en su trayectoria artística. La correspondencia que ambos intercambiaron a lo largo de sus vidas testimonia la intimidad de esta relación y las pasiones y angustias humanas y creativas que atormentaron a Van Gogh en sus últimos años. Tras recibir una esmerada educación en un internado privado, a los dieciséis años entró como aprendiz en la filial de La Haya de la galería de arte parisina Goupil, una sociedad de comerciantes de arte fundada por su tío Vincent.
   En 1873 pasó a la sucursal de la galería Goupil en Londres, donde hubo de padecer el primero de sus fracasos sentimentales; en 1875 fue trasladado a la filial parisina; en 1876 se despidió y regresó a Holanda. Trabajó después como profesor, ayudante de un pastor metodista y empleado de una librería; ninguno de estos empleos le duró mucho tiempo. Por aquel entonces sentía sobre todo la necesidad espiritual de entregarse a sus semejantes; de hecho, siempre había querido ser pastor, como su padre, y tal vocación lo llevó a Ámsterdam para seguir los estudios de teología, que suspendió.
   Pasó entonces a la Escuela de Evangelización Práctica de Bruselas, y en 1878 fue enviado por sus superiores a la zona minera del Borinage. Establecido en el pueblo de Pâturages, próximo a Mons, realizó una serie de dibujos de los mineros. La Escuela de Evangelización lo expulsó por su excesiva implicación: impresionado por sus infrahumanas penurias, Van Gogh llegó a dar a los mineros lo poco que tenía y a vivir más pobremente que ellos.
   El contacto con tal miseria y desolación socavó su fe, y Van Gogh pasó esta crisis espiritual vagando por Francia y Bélgica y escribiendo a su hermano Theo, que ocupaba ahora su antiguo empleo en la galería Goupil de París. Animado por Theo, en 1880 decidió dedicarse a la pintura y fue a Bruselas, donde conoció al pintor Anthon Van Rappard (con quien mantendría una larga relación) y llevó a cabo las primeras copias de Millet.
   Tras otro fracaso sentimental con su prima Kate, conoció a una prostituta llamada Sien, cuyos infortunios despertaron su siempre infinita compasión. En 1882 vivió en Schenkweg con Sien y con sus hijos, que tomó a su cargo; seguía dibujando, y realizó sus primeros cuadros. Tras descubrir Theo su relación con Sien, rompió con ella a instancias de su hermano y marchó al norte, donde permaneció hasta finales de 1883. Fue luego a Nuenen, donde se aproximó de nuevo a su familia y pintó febrilmente; de esos dos años (1884-1885) son sus primeras telas de importancia. Cuadros como Los comedores de patatas (1885), diversas representaciones de tejedores y cabezas y figuras de campesinos forman, junto con innumerables dibujos, el conjunto de obras de esta etapa de formación.
   En 1886 se reunió con su hermano en París; allí, en la capital artística de Europa, el contacto con el impresionismo reorientó visiblemente su estilo. Se relacionó con los impresionistas y postimpresionistas en la tienda de colores del "père Tanguy" (de quien pintó el conocido retrato) y descubrió el arte japonés. Su hermano le presentó a Camille Pissarro, Georges Seurat y Paul Gauguin; conoció asimismo a Toulouse-Lautrec y Émile Bernard, y bajo ese nuevo ambiente llegaría a la definición de su pintura. Su paleta se tornó definitivamente clara y colorista y sus composiciones menos tradicionales, dando forma a su personal visión del postimpresionismo.

Arles: Los Girasoles (1888)

   Los consejos de su hermano y su interés por el color y por la captación de la naturaleza lo  indujeron a trasladarse en febrero de 1888 a Arlés, en la soleada Provenza, donde su obra fue progresivamente expresando con mayor claridad sus sentimientos sobre lo representado y sus propios estados de ánimo. Trabajó intensamente, pintó la mayoría de sus telas más célebres y puras y escribió sus páginas más claras y profundas.
GiraSoles
Mi tributo a Van Gogh - Gladys Fretes
    Las pinturas de los girasoles de Vincent van Gogh han sido duplicadas muchos tiempos por varios artistas, tal como el mismo Van Gogh hacia con las láminas japonesas o las que su hermano le enviaba de otros pintores, que Van Gogh las trasponía en telas incorporando su propia interpretación sobre ellas con sus pinceladas y colores. Los girasoles, noches estrelladas, flores, zapatos y cipreses, han sido expuestas en todas partes, galerías y museos.
   Al radicarse en Arles, Van Gogh consigue realizar su deseo de vivir en una casa con estudio donde trabajar tranquilamente, y a su vez, de darse el caso, ofrecer alojamiento a los  amigos, esta fue la Casa Amarilla cercana a la estación de trenes de esa localidad. Allí también intentó concretar un proyecto de fundar uan comunidad de pintores donde éstos pudieran trabajar estimulándose recíprocamente, pensó primeramente en su amigo Gauguin, el que para 1888 pasaba un momento difícil tanto de salud como económico y acepta su invitación.
   Así, preparando su casa para llegada de Gauguin, Van Gogh diseña la decoración del estudio de ambos, consistente en exclusivamente en "grandiosos girasoles", para lo cual pinta doce telas con este motivo.
   De Leeuw en su biografía sobre este artista afirma "Los girasoles, que en la iconografía cristiana simbolizan lo divno, ocuan un lugar muy importante en la vida de Van Gogh, junto con el sol y la luz; seguramente el artista era conciente de su valor simbólico.
   En las obras de los girasoles, los colores son vibrantes y expresan emociones que son asociadas con la vida de los girasoles: amarillos brillos del flor a morenos áridos de mustio y muerte; todas las etapas son presentadas. Quizás esta técnica sea lo que atrae a alguien a la pintura; el cumplimiento de mirar a todos los ángulos del espectro de la vida y, de uno en uno, llega más profundo a un entendimiento de cómo son conectadas todas las cosas vivientes.
   Hay muchas piezas en esta serie de pinturas, cada una es claramente identificable como una obra de Van Gogh, en el cual hay solamente diferencias menores que las separan. Según BBC.co.uk: "Esta serie de pinturas fue hecha posible por las innovaciones en los pigmentos manufacturados en el siglo 19. Sin la vitalidad de los colores nuevos, como el color amarillo cromado, Van Gogh nunca podría lograr la intensidad de los girasoles. "
   Aseveran historiadores de arte que las pinturas de los girasoles por Van Gogh han cambiado la perspectiva de humanidad de arte y vida. Estas pinturas cautivan la mente y dejan estupefacto a alguien en su belleza simplista. Los tallos fluidos y ajados y el arrebato de amarillo bonito captan la audiencia alrededor de la pintura, sin interrumpir la balanza de la pieza. 

  Retomando la biografia, instalado su amigo Paul Gauguin en la "casa amarilla" (en octubre de 1888), la relación fue haciéndose difícil por el fuerte temperamento de ambos. En el transcurso de una discusión, Van Gogh llegó a atacar a Gauguin con una navaja de afeitar; luego, arrepentido de aquel arranque, se cortó el lóbulo de la oreja para expiar su culpa y lo hizo llegar a Gauguin, quien, lejos de conmoverse ante aquella muestra de contrición, lo juzgaba ya como un loco peligroso con el que no tenía ninguna intención de convivir.

Saint Rémy: Los Cipreses 

   Tras la marcha de Gauguin, Theo le visitó e hizo que ingresara en el hospital de Arlés. En mayo de 1889, ante el temor a perder su capacidad para trabajar, pidió ser ingresado en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy-de-Provence, donde permaneció doce meses. También en este período Van Gogh pintó intensamente; tras sufrir diversos ataques y ante la imposibilidad de salir al exterior, realizó obras relacionadas con el hospital, retratos de médicos y reinterpretaciones de obras de Rembrandt, Delacroix y Millet. La pérdida de contacto con la realidad y una progresiva sensación de tristeza son las claves de este período, durante el cual desarrolló un estilo basado en formas dinámicas y en el uso vigoroso de la línea, de lo cual resultó una pintura más intrépida y visionaria que la de Arlés.

   Junto con los girasoles, son obras masivamente reconocidas, aquellas con cipreses pintadas en Saint Rémy, "la noche estrellada" (1889) o "carretera con cipres" (1890) Van Gogh los pintó en más de 40 cuadros; en una carta dirigida a su hermano Théo , le decía: 
"Me interesan los cipreses. Quisiera hacer algo como  con los cuadros de los girasoles, porque me asombra que todavía no hayan sido pintados como los veo yo. El ciprés es bonito como madera y por sus proporciones es como un obelisco egipcio. Y el verde es un tono muy especial. Es una mancha 'negra' en un paisaje soleado, pero es también una de las noches más interesantes; que yo sepa, la más difícil de pintar".

En el análisis de sus obras que realiza la publicación Biografías y Vida, señala que en Cipreses (1889, Metropolitan Museum, Nueva York), esos infamados árboles que simbolizaron siempre la hospitalidad se yerguen como dos llamaradas desde una espesura de matas bajas, inquietas contra un luminoso cielo azul arremolinado de nubes blancas. Las pinceladas son espesas, se arraciman y se superponen en torbellino, y el conjunto del paisaje queda traspasado por una turbadora ansiedad. 
 
Tributo a Van Gogh de Marta Acosta
Una proyección aún más intensa de su estado de ánimo en el paisaje se encuentra en Noche estrellada (1889, MOMA, Nueva York), donde las ondulaciones sacuden una visionaria representación del cielo, reflejo de una abrumadora angustia interior. La fuerza de tales obras ha valido al artista la consideración de genial precursor del expresionismo.
  No siempre fue sombrío el ánimo de Van Gogh en esta fase final. De hecho, muchas de las cartas a Theo de los últimos meses están iluminadas por una alta y feliz embriaguez creadora, por el gozo de una liberación artística finalmente alcanzada en íntima comunión con la libre naturaleza. La desazón interior convivía con una pasión creativa inextinguible y con su exacerbada sensibilidad por la belleza, y tal tensión está en la base de muchas obras. Campo de trigo con cipreses (1889, National Gallery, Londres) muestra el espíritu inquieto de un hombre al borde de la locura, pero también expresa la admiración del artista por la belleza y el poder de la naturaleza, como se manifiesta en los cipreses flameantes y en las espigas dobladas por el viento.
   La naturaleza, que alegraba y sorprendía al maestro con su belleza, no lograba sosegar su atormentada alma.  Sin conseguir superar el estado de melancolía y soledad en que se encontraba, en mayo de 1890 se trasladó a París para visitar a su hermano Theo. 
  Por consejo de su hermano viajó a Auvers-sur-Oise, donde fue sometido a un tratamiento homeopático por el doctor y pintor aficionado Paul-Ferdinand Gachet. En este pequeño pueblo retrató el paisaje y sus habitantes, intentando captar su espíritu. Su estilo evolucionó formalmente hacia una pintura más expresiva y lírica, de formas imprecisas y colores más brillantes.
   Dos semanas antes de su suicido pintó una de sus obras más sobrecogedoras, Trigal con cuervos (1890, Museo Van Gogh), que ha sido objeto de dispares interpretaciones. Un premonitorio cielo oscuro con una bandada de cuervos cubre uno de sus amados trigales, atravesado a medias por un camino cortado. Murió sin haber cumplido los treinta y siete años. Al cabo de seis meses, sumido en el dolor, le siguió su hermano Theo, enterrado a su lado en el pequeño cementerio de Auvers.


Fuentes:
De Leeuw, Ronald. "Van Gogh" Colección "El impresionismo y los inicios de la pintura moderna",  Ed. Plantena Argentina, 1998
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gogh.htm
http://www.vangoghgallery.com/es/pinturas/los-girasoles.html
http://vientoenviaje.blogspot.com.ar/2010/12/los-cipreses-de-van-gogh.html


Proyecto Tributo a los Maestros de la Pintura








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